viernes, 22 de enero de 2021

Práctica 5. Educación en 2050. Laura López Reig

¿Realidad o ficción?

Son las 9:00 a.m. del 10 de febrero de 2050, el reloj se activa como cada día y la agradable voz de Alexity me indica que abre la puerta de la clase. Los/as alumnos/as comienzan a llegar en sus zapatos voladores y, efectivamente, Carlitos llega tarde como siempre, ni con esta tecnología es puntual. Hay cosas que nunca cambiarán y en el fondo me alegra.


Hoy es un día importante para mis niños/as, son las Knowledge conferences. Una vez al trimestre, se celebran estas conferencias en las que el alumnado puede aprender sobre diversas temáticas de la mano de especialistas. En primer lugar, tenemos el honor de contar este año con el holograma de Alan Turing que hablará sobre los comienzos de la criptografía y la inteligencia artificial. Para ello, nos sentamos todos formando un círculo, insertamos su tarjeta en el Ultra Intelligence Projector y nos colocamos nuestros American Microchips en la frente que nos permiten tener una comprensión y expresión oral y escrita de la lengua inglesa excelente.


Después de esta maravillosa ponencia, es la hora de aprender sobre medicina. En esta ocasión, nos colocamos nuestras gafas y mandos con sensores de movimiento que transforman nuestro entorno en un quirófano. Allí podemos ver como la gran eminencia Pedro Cavadas va a realizar una cirugía para curar una pierna rota y, al mismo tiempo, a través de nuestros sensores realizamos la misma operación nosotros mismos de manera simulada.

A continuación, llega para mi clase su momento favorito que es enseñar sus animales a los demás. Ayer ya me dijeron que me iban a sorprender y, sinceramente, miedo me da. Las familias comienzan a acudir al aula para traer las mascotas de cada uno de ellos y presenciar las exposiciones.

Una vez todos estamos listos, se da comienzo con Mireia y su ¡mutación de pez! Su madre es científica y los avances en la mutación de especies marinas son increíbles. Llega el turno de Mario y su gallina capaz de poner huevos cuyos pollitos siempre tienen dos cabezas, ¡dos cabezas! Y, finalmente, llega Andrea y su perro robot, que es idéntico a uno de verdad, tan solo les diferencia que una vez al año hay que cambiarle la batería. Cada vez evidencio más asombrada el tipo de mascotas que tiene mis alumnos/as, ¿dónde habrá quedado tener una simple tortuga o un hámster que se volvía loco dando vueltas en la rueda por las noches?


Se ha acabado la jornada escolar, me quedo sola en el aula, en silencio, y comienzo a pensar. En días como estos rememoro cada paso que nos ha llevado al mundo actual y reconozco que me asusta un poco. Yo ahora recuerdo mis días de escuela, instituto y universidad con añoranza y me pregunto si dentro de unos años ellos lo harán igual o, por el contrario, estarán tan ocupados y enfrascados en la vorágine tecnológica y de constante cambio que ni siquiera pensarán en lo importante de la vida. Aquello que la gente que vivió el 2020 aprendió a la fuerza tras vivir una pandemia que nos impedía muchas cosas, hasta el simple hecho de dar un abrazo. Sin embargo, prefiero pensar que mientras siga escuchando la palabra profesora a mi alrededor siempre habrá un espacio para dar su lugar al pasado, valorarlo, aprender de él y entonces poder vivir el presente y mirar al futuro de la manera correcta.

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