Colgada en mi habitación, observo la foto de la orla con todos mis compañeros. Cuantos recuerdos y buenos momentos se me pasan por la cabeza, sin duda la etapa universitaria es una de las mejores. Pero... quién me diría en 2019, cuando terminé el grado, que la Educación iba a cambiar tanto en apenas 30 años.
Cuando empezamos a estudiar, creíamos que el futuro era los iPads, las tablets... creíamos que estos aparatos electrónicos iban a sustituir a los libros de texto. Lo hicieron durante un tiempo, pero actualmente se han quedado desfasados. En el año 2020, la Educación cambió. Una pandemia provocó este cambio que a día de hoy todavía sigue.
La presencia de dicha pandemia nos condujo a una actualización forzada por parte de todos los docentes. Lo más destacable es que los centros han pasado de acoger alumnos, a ser una oficina para los profesores. Impartimos las clases desde nuestra aula a nuestros estudiantes que están en sus casas, pero no a través de cámaras, sino a través de hologramas.
Gracias a esto, nuestro alumnado puede vernos, tocarnos y escucharnos desde sus casas. Este programa ha vuelto a acercar las clases a las personas. No es como yo recibí las clases, pero sí que nos acercan a ellos. Las tablets y los ordenadores se han quedado atrás, ahora lo que se lleva son relojes ultra inteligentes capaces de lo mejor, sobre todo de proyectar nuestra forma física en cualquier lugar.
En definitiva, la Educación ha cambiado mucho este tiempo. Ahora que estoy apunto de colgar la tiza, me doy cuenta de cómo ha pasado el tiempo y cómo una pandemia mundial hizo que el mundo cambiara. Espero que las próximas generaciones puedan volver al centro porque es lo mejor del mundo.
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