martes, 19 de enero de 2021

Práctica 5. La educación en 2050. Marina Pujalte Pérez.

 Diario de abordo. Día 4 de octubre de 2050.

Hoy he llegado un poco tarde al colegio. Todos mis alumnos me esperaban ya en nuestra plataforma para subir al aula. Cada vez me gusta más este invento de hace unos años, aunque en nuestro centro lo pusieron el año pasado, en 2049. Cada clase tiene la suya propia y nos lleva como si fuese un ascensor que se mueve tanto vertical como horizontalmente, de hecho, si pagas un extra por el transporte, puede venir a recogerte a casa, que al final siempre sale mucho más rentable que coger el platformBUS. Además, te ahorra el proceso de pasar lista e incluso mide la temperatura, altura y peso de cada alumno. 

Cuando llegamos al aula a través del hueco que se ha abierto en la pared para que pueda entrar y salir la plataforma, nos sentamos cada uno en la silla que ha querido diseñar de forma personalizada y bajan las hojas digitales táctiles que hay atadas al techo donde se almacenan para trabajar. Suben y bajan según las necesitemos. 

A la hora de desayunar, hemos creado, como siempre, los diferentes almuerzos a través de la impresora food3D y de nuevo nos hemos reunimos en la plataforma para bajar al patio, menos mal que no avanza hasta que estamos todos, porque no sé las veces que me habré dejado alguno en los aseos. Hoy Miguel casi no baja, se ha imprimido un desayuno para diez.

Después del recreo, ¡excursión! Les encanta estar de excursión y solemos hacerlo una o dos veces por semana. Hoy ha venido el holograma del director del museo Nacional de Antropología de México y hemos paseado virtualmente por varias galerías para aprender más sobre la prehistoria. No me gusta que pasen mucho tiempo con las gafas de realidad virtual, pero con las gotas que han inventado para no perder vista, tampoco creo que pase nada malo.

Al final del día algunos se han ido con las Alexa nanny y otros se han ido en el platformBUS del cole.

Viendo como pasa el tiempo me doy cuenta de lo bien que vivimos ahora, las plataformas nos hacen tener el trabajo más cerca de casa, los hologramas y las realidades virtuales mejoran y acercan mucho más el aprendizaje a los niños y con las hojas digitales y la food3D no hay mochilas ni almuerzos que traer. 

No obstante, a veces me pregunto si realmente todo eso compensa con el hecho de compartir los almuerzos o regalar una manzana de la sala de profesores a los que no lo han traído. Si no era mejor subir y bajar las escaleras corriendo e ir como verdaderos Hamilton hacia la puerta donde estaban los papis esperando. O la parte guay de coger el autobús y cantar “Pablito se ha hecho pis en el saco de dormir” de camino al museo, aunque sea el Marq.

Supongo que, como todo en la vida, los cambios tienen su parte buena y la no tan buena. Lo único que no ha cambiado, y que espero que no lo haga, es el hecho de poder ir a un sitio llamado “cole” y que ellos vengan también. Juntarnos allí para seguir siendo profe y alumnos, alumnos y profe. Y seguir “haciendo” educación.

Corto y cambio(s).

PD: Este máster es de investigación educativa, no de edición fotográfica. Creo que se nota.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Práctica 5. La Educación en 2030. Inma Vicedo Román

 Hoy es 1 de enero del año 2030, sólo han pasado unos pocos años desde el fin de la pandemia, desde el fin de un período histórico trágico e...