sábado, 16 de enero de 2021

Práctica 5. Un relato sobre la educación del futuro y sobre mi presente / Respiro tranquila / Rebeca Gómez Ramón

Esta publicación no tendrá gifs, ni ninguna otra floritura. Es solo mi alma escribiéndoos sobre una utopía y en paralelo sobre una realidad muy actual para mí.

Esta publicación va por ti, tío. 

Respiro tranquila

Como cada jueves a las 19:00, me quedo mirando la puerta de mi salón con anhelo, esperanza y una pizca de ilusión.

Mi mejor amigo es ingeniero, pero no de una especialidad conocida, él es ingeniero del tiempo. Dedica su vida a tratar de viajar a través de los años, de desafiar las leyes de la física, de revolucionar la ciencia tal y como la conocemos. Y tengo con él un pacto. Si algún día lo consigue, me mandará a alguien (a ser posible a mí misma) a un jueves cualquiera a las 19:00 para contarme los mejores avances de la educación y alimentar mi creencia sobre que un mundo mejor es posible.

Pero este jueves es diferente, hace apenas 10 minutos, en el 14 de enero más sombrío que nunca pude imaginar, mi tío Paco ha dejado un vacío indescriptible en nuestras vidas, al abandonar la suya. Y sé con certeza, que si algún día viajo en el tiempo, será a este jueves, para que mi yo del futuro calme el dolor de mi yo del presente, que se siente perdida y rota en mil pedazos.

Y de pronto, se abre la puerta.

Y ahí estoy yo, misma altura, misma complexión, pero un brillo distinto en la mirada, mis ojos verdes nunca emanaron tanta pasión.

Y nos quedamos mirándonos, yo, a mí, yo, conmigo, me miro, nos miramos. Y en ese breve e intenso instante, no hacen falta palabras para entender que lo hemos conseguido.

Me cuento que las escuelas son ahora coeducativas, coeducativas de verdad, no hay prácticamente forma de distinguir el género del alumnado. Y las aulas… ¡Ay, las aulas! Por fin son todas al aire libre, entre bosques y lagunas. Sí, soy yo, que vengo del 2051, con millones de experiencias en mi mochila. He viajado, me he reído, he llorado, pero sobre todo he trabajado cada día por un sistema educativo diferente. Y contra todo pronóstico, ha funcionado.

Me cuento que el profesorado se forma de manera permanente pero no por conseguir nada a cambio, sino por placer, por el gusto de seguir aprendiendo. Que ahora los claustros están llenos de cambios, de propuestas y de ganas de mejorar las metodologías usadas en los centros. Y por si fuera poco, a las niñas y niños les encanta leer, porque además pueden elegir los libros que más les gusten, están todos a su alcance en sus bibliotecas semifísicas-semivirtuales y las animaciones a la lectura son tan buenas, que hay que ampliar el aforo para que se acerque la gente de los barrios a asistir.

Me cuento que por fin hay LIJ canónica, y que Laura Gallego es una referente en todos los colegios. Y por fin, han hecho unas películas de Memorias de Idhún que son fieles a los libros y que enamoran a cualquier fan. Y me quedo alucinada cuando me entero de que ahora el 25 de mayo es un festivo internacional y la gente sale a las calles con sus mejores galas para celebrar sus mayores frikadas y compartir cultura.

Me cuento que ya no hay ninguna lengua por encima de otra, que todas se aman por igual, se aprenden por igual y se respetan sin igual. Y no solo las lenguas, sino también las religiones, ya no provocan guerras ni discusiones, cada cual es libre y en las escuelas todas se estudian en una misma asignatura sobre historia y filosofía donde el alumnado puede decidir en qué quiere creer.

Me cuento tantas, tantas cosas… Hablo conmigo durante horas. Y quiero saber más y más. Y entonces, me atrevo a preguntar, a mí, mi yo de 53 años.

¿Le sigo echando de menos?

Y la respuesta es evidentemente sí. Pero en los 30 años que han pasado por fin he entendido que la muerte es parte del camino, y por fin duele menos, aunque por supuesto duele. Y puedo ver fotos suyas sin llorar, con su prominente barba y su característica barriga redonda. Y puedo sonreír al recordarme durmiendo sobre su pecho escuchando los latidos de su corazón, aunque este ya no latirá más. De hecho ahora la muerte ya se trata en las escuelas, ya no es más un tabú, ya se trabaja el duelo y se acompaña a las personas en ese proceso que forma parte de la vida pero que nos hace sentir que nada tiene sentido.

Y respiro tranquila.

Ahora sé que los próximos 30 años estarán llenos de trabajo y esfuerzo, pero tendrán una hermosa recompensa.

Rebeca Gómez


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