Hemos vuelto a clase después de mucho tiempo y tenía
muchísimas ganas de volver a ver a mis compañeros. Aunque es un poquito raro
vernos con mascarilla, sé que seremos muy responsables y lucharemos juntos para
vencer a este virus. Han sido unos meses muy largos de cuarentena en los cuales
Mamá y Papá han estado conmigo cada día ayudándome con todos los deberes
requeridos y los nuevos aprendizajes que nos tocaban en ese curso. Ellos se han
esforzado muchísimo, pero obviamente, no era lo mismo que con mi profe Fabiola…
¡Cómo la he echado de menos! Aunque este año ya no es nuestra tutora, siempre
la tendremos en nuestro corazón.
Mi profe Fabiola era súper cariñosa y siempre la
veías sonriendo. Nos contagiaba la alegría, era pura felicidad. Su actitud era
siempre muy positiva y podíamos ver la emoción y las ganas puestas en
enseñarnos cada día. Podíamos hablar y desahogarnos con ella, siempre mediaba
con los problemas de la clase… nos transmitía mucha confianza.
Era muy organizada y responsable, le encantaba llevar
consigo una agenda donde apuntaba todo para no olvidarse de nada, nos decía que
era un poco despistada, pero con su agenda no había nada que se le escapara. Su
estuche siempre lleno de bolis “Pilot” de colores para corregirnos de forma
divertida las tareas tampoco podía faltarle. Siempre dibujaba sonrisas y flores
cuando lo habíamos hecho muy bien y, para ella, casi siempre era así porque
nuestras fichas estaban llenas de esas firmas tan particulares.
Era muy innovadora pues usaba muchos juegos y
materiales manipulativos para asegurarse de que nuestro aprendizaje era
significativo y permanente. Hacía muchos breakouts que nos ayudaban a
despejar la mente en las clases más intensas como matemáticas, lengua o
valenciano. Lo que más me gustó fue que nos creó un Scape Room completo
para estudiar todas las obras de los Hermanos Grimm. Me lo pasé genial, había
rompecabezas, imágenes en 3D para ver a través de la Tablet, mensajes secretos
con luz ultravioleta, títulos de obras enterrados en arena de playa, etc. Gustó
tanto que el resto de los profes le pidieron que lo repitiera al resto de las
clases.
Cuando pasó todo y nos confinaron en casa se esforzó mucho por continuar las clases. Creó unas clases virtuales muy divertidas que nos hacía los días de encierro un poquito menos agobiantes. Nos mandaba ejercicios muy chulos para hacer en familia y nos proponía películas y actividades que complementaban las lecciones. Se preocupó mucho de nuestro avance escolar como también de nuestro estado mental durante ese duro momento. Nos preguntaba que tal estábamos y nos pedía que expresáramos nuestros sentimientos surgidos por la pandemia en las horas de tutoría. Se notaba que estaba muy preocupada por nosotros. Nunca la olvidaremos.
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